Estados Unidos de América.
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De Estados Unidos conozco poco y nada, pero lo poco que conozco me sirvió para aclarar la idea que tenía de ese país.
A los 19 fui sola a New York, Orlando y Miami, en una escala que hacía el avión de American Airlines rumbo a España. Me quedé una semana, viví el EEUU de los latinos, mucho cubano, mucha gente del sur trabajando ahí.
A los 24 fui por el Oeste, a California. San Isidro (la frontera con Tijuana), San Diego y Los Ángeles. Tijuana-San Isidro es la frontera más violenta que crucé en mi vida. Del lado SUR todo es seco, las casas malconstruidas, como repartidas al azar, construcciones sin terminar, gente alborotada queriéndote vender cosas, gritos, correteos y más vendedores ambulantes. "Del otro lado" (como llaman los Mexicanos a EEUU) parece mágia. De repente me encontraba en una película de Hollywood. Había ¡¡¡pasto!!! perfectamente cortadito, los árboles con sus copas podadas, las casas una igual a la otra, de película realmente, el troley que llegaba a horario. Me acuerdo que el bus costaba USD 2, año 2001, me parecía carísimo!
Estuve unos meses y volví a México.
Pero donde realmente conocí a los Estadounidenses fue trabajando de bióloga en México y en Ecuador. Me crucé con gente muy sensible, capaz, trabajadora y con los pies en la Tierra, muchas veces descalzos.
A los 19 fui sola a New York, Orlando y Miami, en una escala que hacía el avión de American Airlines rumbo a España. Me quedé una semana, viví el EEUU de los latinos, mucho cubano, mucha gente del sur trabajando ahí.
A los 24 fui por el Oeste, a California. San Isidro (la frontera con Tijuana), San Diego y Los Ángeles. Tijuana-San Isidro es la frontera más violenta que crucé en mi vida. Del lado SUR todo es seco, las casas malconstruidas, como repartidas al azar, construcciones sin terminar, gente alborotada queriéndote vender cosas, gritos, correteos y más vendedores ambulantes. "Del otro lado" (como llaman los Mexicanos a EEUU) parece mágia. De repente me encontraba en una película de Hollywood. Había ¡¡¡pasto!!! perfectamente cortadito, los árboles con sus copas podadas, las casas una igual a la otra, de película realmente, el troley que llegaba a horario. Me acuerdo que el bus costaba USD 2, año 2001, me parecía carísimo!
Estuve unos meses y volví a México.
Pero donde realmente conocí a los Estadounidenses fue trabajando de bióloga en México y en Ecuador. Me crucé con gente muy sensible, capaz, trabajadora y con los pies en la Tierra, muchas veces descalzos.